LAS NUEVAS CONSTELACIONES
(FAMILIARES Y
SISTÉMICAS)
Por: Brigitte Champetier de Ribes
“Las
constelaciones son un servicio a la vida, nos permiten descubrir la dimensión
sistémica oculta que dirige nuestras decisiones, nuestras emociones y nuestros destinos.
Gracias a estas tomas de conciencia somos capaces de reorientar nuestro
quehacer hacia más vida, más salud, más amor. Hacia una mayor realización.
Por
un lado permiten una apertura de la conciencia que a su vez sana nuestra vida.
Nos ayudan a estar más vivos, en la fuerza y la responsabilidad del adulto, a
estar centrado, en el respeto y en la gratitud. Y con ello nuestras vidas
empiezan a cambiar.
Por
otro lado, la herramienta basada en representar a otros, sin saber nada de
ellos, desde el centramiento, solamente empujado por un lento y silencioso
movimiento sanador, permite una sanación profunda, a menudo sorprendente y
rápida de cualquier desorden de nuestra vida, desde una enfermedad hasta un
acoso.
La paradoja
Rechazar
algo sólo sirve para que ese algo crezca.
Temer
algo es atraer ese algo.
Solamente
el asentimiento nos libera de las cargas y permite que se inicie el cambio.
¿Cómo entender
esa paradoja?
Nuestra
vida es energía, es movimiento y cambio.
Sin
embargo una potente influencia sistémica nos empuja a imitar lo ya existente.
El sentimiento de culpa nos impide ser auténticos, ¿cómo voy a atreverme a
soltar la tradición?
Además,
nuestra mente tiene miedo al cambio: se agarra a lo conocido y lo quiere
repetir una y otra vez. Estamos continuamente frenando la corriente viva de la
vida con nuestros miedos, ilusiones,
frustraciones… Nos cuesta reconocer que la vida nos está hablando a través de
las pruebas, problemas, conflictos o
accidentes. Cada dificultad es necesaria para que de ella germine algo nuevo.
Pero para que dé sus frutos tenemos que aceptar vivirla…
Para
que nuestros problemas nos hablen, primero hemos de aceptarlos. Aceptar todos
los límites que configuran nuestro destino. Sólo entonces la vida se volverá a
poner en marcha.
En
el problema está la solución, está la vida.
¿Qué es el
destino desde el punto de vista de las Constelaciones?
Nuestras
vidas están determinadas por nuestro sistema familiar, y los demás sistemas a
los que pertenecemos. Una observación sistémica a la que no nos podemos
sustraer es la siguiente: los más pequeños han de terminar lo que sus mayores
no terminaron. Toda emoción sigue un ciclo que permite acabar en paz y adaptado
a un nivel más alto de la realidad. Si un enfrentamiento no ha llegado a la
reconciliación, si no se ha agradecido un favor, no se ha terminado de llorar
un muerto, un descendiente tendrá que vivir este mismo conflicto, hasta que se
resuelva. Nuestro destino está marcado por varias fidelidades a ancestros que
no acabaron algo. Y sus conflictos serán nuestros conflictos mientras nos
neguemos a asumirlos.
Cada
día nuestro destino varía, se hace más llevadero en cuanto asumimos algo y
empeora cuando lo rechazamos…
Por
lo que el primer requisito antes de plantearse una constelación es asentir a lo
que nos toca y responsabilizarnos de la consecuencia de todos nuestros actos,
emociones y pensamientos.
¿Qué
constelar?
¿Qué
es lo esencial para mi hoy?
En
el camino de vida que llevo, ¿qué es lo que realmente necesito?
¿Qué
es lo que intento una y otra vez y no consigo?
¿Existe
un patrón de repetición en mi vida, mis actitudes, mis elecciones?
¿Algo
ha ocurrido, algo que no puedo integrar?
La
constelación no va a ir más allá de lo que uno pone. En el equilibrio entre dar
y recibir, la persona asume y agradece su vida como es, y la vida le regalará
un cambio. El cambio será proporcional a lo que nosotros soltemos por amor.
El constelador no es el
sanador, sólo se pone al servicio de tu destino, tu sistema
familiar y de la energía, permitiendo que otras fuerzas (movimiento del
espíritu, fuerzas de sanación, resonancia, etc.) trabajen haciendo emerger una
nueva realidad de tu propia vida.
Ese movimiento de sanación
respeta el libre albedrío de la persona y no irá más allá de lo que
la persona entrega, en cuanto a amor, aceptación y respeto.
Por
otra parte, no existe sanación individual, la sanación es de todos. La solución
es necesariamente una solución buena para todos. Por lo que nos podemos olvidar
de los detalles de lo que queremos conseguir. Sólo las fuerzas de sanación
saben cuál puede ser la solución buena para nosotros. Y nuestra apertura a la
vida como es permitirá que se desarrolle una solución totalmente inesperada y
buena para todos.
Los
que quieren controlar el curso de su vida, lo hacen durante un periodo y luego
necesariamente se les escapará y vivirán la polaridad de su control.
El
constelador no va a hacer de padre ni de madre, no es un protector, ni es un
mago: no puede cambiar mi destino, ni liberarme de mis responsabilidades o de
mis culpas. Tampoco va a poder transformar mis sueños en realidad. Sólo se va a
centrar permitiendo que el cliente se conecte con su propio centro vacío, allí
reside toda la sanación.
En la nueva
constelación familiar, veremos un doble fenómeno:
Delante
del cliente y del constelador se van a manifestar las dinámicas ocultas que
gobiernan la vida del cliente como miembro de distintos sistemas.
Los pequeños están al
servicio de los mayores. Los
vivos estamos al servicio de los muertos. En cuanto aceptamos esta
jerarquía y este servicio, los muertos se vuelcan en nuestra ayuda, permitiendo
que nuestra vida tome un nuevo rumbo.
Aparecen
los desórdenes de los campos (relación
de pareja, relación con los inferiores, relación con los progenitores, etc.) a
los que el cliente está vinculado.
Y
empieza a manifestarse un movimiento de reconciliación entre los ancestros, hasta dónde la actitud
interna del cliente lo permita.
A
su vez, este movimiento de reconciliación libera al cliente de su intrincación.
Lo
que ocurre entre cliente y ancestros es totalmente circular, sistémico.
El
cliente está conectado con el campo energético en el que se desarrolla la
constelación. El cliente está en interacción recíproca con ese campo. Guiado
por el constelador, irá haciendo, internamente, afirmaciones sanadoras,
reconociendo sin miedo lo que hay (te sigo en la muerte, pago por ti, etc.) y
tomando decisiones conscientes (me despido de ti, dejo la culpa contigo, te
honro, etc.) que actuarán sobre el desarrollo de la constelación, pues el
movimiento del espíritu muestra el camino al cliente, pero no le obliga a
tomarlo si él así no lo decide.
Cuando
acaba la constelación, el constelador se retira y se olvida, dejando al cliente
con toda su fuerza y su nueva autonomía, totalmente abierto a la vida y a su
nueva conciencia.
¿Quién se
puede constelar?
Sólo
un adulto se puede constelar, sólo el que asume sus responsabilidades, el que
es capaz de reconocer lo que hay y puede tomar decisiones personales y
autónomas (como decir sí, despedirse, devolver algo…).
Sólo
se puede constelar el que decide por sí mismo constelarse, el que ha encontrado
las constelaciones en su camino hacia más vida.
.../...
Después de una Constelación Familiar
Durante los días que siguen a tu
constelación estarás en un período de sensibilidad y emotividad agudizadas, con
la memoria y el inconsciente muy abiertos, como si estuvieras energetizado o en
un estado alterado de conciencia. Por ese motivo es muy aconsejable durante
estos dos días una terapia energética (sacro craneal, acupuntura,
polaridad, etc.), pues el efecto de la
constelación y de esa terapia se
potenciará mutuamente.
Después, durante varias semanas, incluso
varios meses y en algunos casos años, continuarás procesando la información
recibida el día de tu Constelación. En ese período se elaborarán los cambios
sistémicos y energéticos que tendrán lugar en ti, en otros miembros de tu
familia y en las personas que resuenan contigo. Son cambios muy profundos y
sutiles: cambios de creencias, cambios de energía, cambios de “guión” que
implican que soltarás varias compensaciones a las que tienes mucho apego, te
llegarán nuevas metas.
Algunos se sienten removidos, raros, durante
unos días. Como después de cualquier psicoterapia, atraviesa la fase de cambios
con ilusión, curiosidad, paciencia, sentido del humor. Descubrirás después, a
veces en seguida, que te sientes fluir de un modo nuevo lleno de energía y de
amor por ti mismo y los demás.
A veces se produce una resolución
físicamente dolorosa, como dolores, gripe, cansancio. Cuídate, son etapas
normales de “desintoxicación”…
No tomes decisiones precipitadas,
gastarías en balde la energía que poco a poco te va a embargar. Las decisiones
van a venir solas.
Posteriormente notarás que has
emprendido un giro en tu vida y que este giro ha fluido sólo, porqué ya estás
totalmente en el aquí y ahora, sacando provecho y disfrutando de lo que te
queda, rindiendo al máximo de tus posibilidades. Que fluya no significa que
viene sólo, viene gracias a tu entrega, a tu nuevo respeto de lo sistémico y de
la vida como es, a tus tomas de conciencia, a tu decisión de asumir tus
responsabilidades…
La constelación sigue actuando durante
tiempo, es necesario dejarle su espacio.
Los sistemas a los que pertenecemos
enviarán señales en forma de nueva dificultad cuando necesiten que volvamos a
constelar y a veces muy pronto. Piensa que no hay regla. Tu cuerpo, tus
emociones, tu vida te dirán cuándo. Algunos verán la necesidad de trabajar
sistémicamente distintos aspectos de su vida que van surgiendo en lo cotidiano,
y aprenderán a hacerlo ellos solos, haciéndose cada vez más autónomos.
Mientras tanto, participar en las
constelaciones de los demás es muy recomendable, siempre que lo sientas, que te
apetezca. Permite nuevas tomas de conciencia, nuevas liberaciones y refuerzo
del proceso iniciado.
Con el tiempo, en los momentos de
estrés, es posible que te observes de nuevo reacciones o síntomas que la
constelación hizo desaparecer. Aparecen nuevas capas de la cebolla, ahora
tienes más experiencia, lo que aún no está liberado del todo se vuelve a
manifestar para una nueva toma de consciencia.
También ten en cuenta que la
constelación corta el “motor” sistémico, el origen de nuestros problemas y nos
permite vivir en la energía creativa, pero el cerebro los tiene grabados, estos
viejos problemas y en momentos de cansancio o penuria síquica, el mismo
cerebro, buscando el ahorro energético, recurre a lo viejo conocido, aunque con
menos fuerza, aunque ya no tenga sentido... Entonces nos queda un trabajo de
purificación y aceptarnos como somos… También nos daremos cuenta que los apoyos
terapéuticos periódicos de todo tipo son útiles para “desgravarnos” y
mantenernos energéticamente fluidos.
Desde que Hellinger se acercó al amor
del espíritu y a su movimiento, la comprensión de las constelaciones ha
cambiado. Nos hemos dado cuenta que lo importante de una constelación es el movimiento que se pone en marcha para
el cliente, no la imagen final… Incluso uno puede olvidar completamente su
constelación, olvidar las imágenes de su constelación. El movimiento interno
puesto en marcha en esa persona y en su sistema familiar no necesita de esas
imágenes. Somos movimiento…
Tomo mi vida y mi proceso
de evolución con amor y admiración.
Cada uno estamos al
servicio de la vida, viviendo la etapa que nos corresponde vivir,
cada uno somos como
tenemos que ser,
todos juntos
resonando todos con todos.
Agradezco a todos los que
me han permitido llegar a dónde estoy,
ahora sé que todo lo
hicieron por amor.
Agradezco la oportunidad
de devolver su dignidad y su sitio a las personas no
honradas.
Me alegro por el
patrimonio de humanidad
que estoy entregando a las
generaciones futuras."
Fuente:
Brigitte Champetier de Ribes, 2014
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