sábado, 27 de diciembre de 2014

LAS NUEVAS CONSTELACIONES (FAMILIARES Y SISTÉMICAS)


LAS NUEVAS CONSTELACIONES 

(FAMILIARES Y SISTÉMICAS)

Por: Brigitte Champetier de Ribes

“Las constelaciones son un servicio a la vida, nos permiten descubrir la dimensión sistémica oculta que dirige nuestras decisiones, nuestras emociones y nuestros destinos. Gracias a estas tomas de conciencia somos capaces de reorientar nuestro quehacer hacia más vida, más salud, más amor. Hacia una mayor realización.

Por un lado permiten una apertura de la conciencia que a su vez sana nuestra vida. Nos ayudan a estar más vivos, en la fuerza y la responsabilidad del adulto, a estar centrado, en el respeto y en la gratitud. Y con ello nuestras vidas empiezan a cambiar.

Por otro lado, la herramienta basada en representar a otros, sin saber nada de ellos, desde el centramiento, solamente empujado por un lento y silencioso movimiento sanador, permite una sanación profunda, a menudo sorprendente y rápida de cualquier desorden de nuestra vida, desde una enfermedad hasta un acoso.


La paradoja

Rechazar algo sólo sirve para que ese algo crezca.

Temer algo es atraer ese algo.

Solamente el asentimiento nos libera de las cargas y permite que se inicie el cambio.


¿Cómo entender esa paradoja?

Nuestra vida es energía, es movimiento y cambio.

Sin embargo una potente influencia sistémica nos empuja a imitar lo ya existente. El sentimiento de culpa nos impide ser auténticos, ¿cómo voy a atreverme a soltar la tradición?

Además, nuestra mente tiene miedo al cambio: se agarra a lo conocido y lo quiere repetir una y otra vez. Estamos continuamente frenando la corriente viva de la vida con  nuestros miedos, ilusiones, frustraciones… Nos cuesta reconocer que la vida nos está hablando a través de las pruebas,  problemas, conflictos o accidentes. Cada dificultad es necesaria para que de ella germine algo nuevo. Pero para que dé sus frutos tenemos que aceptar vivirla…

Para que nuestros problemas nos hablen, primero hemos de aceptarlos. Aceptar todos los límites que configuran nuestro destino. Sólo entonces la vida se volverá a poner en marcha.

En el problema está la solución, está la vida.


¿Qué es el destino desde el punto de vista de las Constelaciones?

Nuestras vidas están determinadas por nuestro sistema familiar, y los demás sistemas a los que pertenecemos. Una observación sistémica a la que no nos podemos sustraer es la siguiente: los más pequeños han de terminar lo que sus mayores no terminaron. Toda emoción sigue un ciclo que permite acabar en paz y adaptado a un nivel más alto de la realidad. Si un enfrentamiento no ha llegado a la reconciliación, si no se ha agradecido un favor, no se ha terminado de llorar un muerto, un descendiente tendrá que vivir este mismo conflicto, hasta que se resuelva. Nuestro destino está marcado por varias fidelidades a ancestros que no acabaron algo. Y sus conflictos serán nuestros conflictos mientras nos neguemos a asumirlos.

Cada día nuestro destino varía, se hace más llevadero en cuanto asumimos algo y empeora cuando lo rechazamos…

Por lo que el primer requisito antes de plantearse una constelación es asentir a lo que nos toca y responsabilizarnos de la consecuencia de todos nuestros actos, emociones y pensamientos.


¿Qué constelar?

¿Qué es lo esencial para mi hoy?

En el camino de vida que llevo, ¿qué es lo que realmente necesito?

¿Qué es lo que intento una y otra vez y no consigo?

¿Existe un patrón de repetición en mi vida, mis actitudes, mis elecciones?

¿Algo ha ocurrido, algo que no puedo integrar?

La constelación no va a ir más allá de lo que uno pone. En el equilibrio entre dar y recibir, la persona asume y agradece su vida como es, y la vida le regalará un cambio. El cambio será proporcional a lo que nosotros soltemos por amor.

El constelador no es el sanador, sólo se pone al servicio de tu destino, tu sistema familiar y de la energía, permitiendo que otras fuerzas (movimiento del espíritu, fuerzas de sanación, resonancia, etc.) trabajen haciendo emerger una nueva realidad de tu propia vida.

Ese movimiento de sanación respeta el libre albedrío de la persona y no irá más allá de lo que la persona entrega, en cuanto a amor, aceptación y respeto.

Por otra parte, no existe sanación individual, la sanación es de todos. La solución es necesariamente una solución buena para todos. Por lo que nos podemos olvidar de los detalles de lo que queremos conseguir. Sólo las fuerzas de sanación saben cuál puede ser la solución buena para nosotros. Y nuestra apertura a la vida como es permitirá que se desarrolle una solución totalmente inesperada y buena para todos.

Los que quieren controlar el curso de su vida, lo hacen durante un periodo y luego necesariamente se les escapará y vivirán la polaridad de su control.

El constelador no va a hacer de padre ni de madre, no es un protector, ni es un mago: no puede cambiar mi destino, ni liberarme de mis responsabilidades o de mis culpas. Tampoco va a poder transformar mis sueños en realidad. Sólo se va a centrar permitiendo que el cliente se conecte con su propio centro vacío, allí reside toda la sanación.


En la nueva constelación familiar, veremos un doble fenómeno:

Delante del cliente y del constelador se van a manifestar las dinámicas ocultas que gobiernan la vida del cliente como miembro de distintos sistemas.

Los pequeños están al servicio de los mayores. Los vivos estamos al servicio de los muertos. En cuanto aceptamos esta jerarquía y este servicio, los muertos se vuelcan en nuestra ayuda, permitiendo que nuestra vida tome un nuevo rumbo.

Aparecen los desórdenes de los campos  (relación de pareja, relación con los inferiores, relación con los progenitores, etc.) a los que el cliente está vinculado.

Y empieza a manifestarse un movimiento de reconciliación  entre los ancestros, hasta dónde la actitud interna del cliente lo permita.

A su vez, este movimiento de reconciliación libera al cliente de su intrincación.

Lo que ocurre entre cliente y ancestros es totalmente circular, sistémico.

El cliente está conectado con el campo energético en el que se desarrolla la constelación. El cliente está en interacción recíproca con ese campo. Guiado por el constelador, irá haciendo, internamente, afirmaciones sanadoras, reconociendo sin miedo lo que hay (te sigo en la muerte, pago por ti, etc.) y tomando decisiones conscientes (me despido de ti, dejo la culpa contigo, te honro, etc.) que actuarán sobre el desarrollo de la constelación, pues el movimiento del espíritu muestra el camino al cliente, pero no le obliga a tomarlo si él así no lo decide.

Cuando acaba la constelación, el constelador se retira y se olvida, dejando al cliente con toda su fuerza y su nueva autonomía, totalmente abierto a la vida y a su nueva conciencia.


¿Quién se puede constelar?

Sólo un adulto se puede constelar, sólo el que asume sus responsabilidades, el que es capaz de reconocer lo que hay y puede tomar decisiones personales y autónomas (como decir sí, despedirse, devolver algo…).

Sólo se puede constelar el que decide por sí mismo constelarse, el que ha encontrado las constelaciones en su camino hacia más vida.

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Después de una Constelación Familiar

Durante los días que siguen a tu constelación estarás en un período de sensibilidad y emotividad agudizadas, con la memoria y el inconsciente muy abiertos, como si estuvieras energetizado o en un estado alterado de conciencia. Por ese motivo es muy aconsejable durante estos dos días una terapia energética (sacro craneal, acupuntura, polaridad,  etc.), pues el efecto de la constelación y de esa terapia  se potenciará mutuamente.

Después, durante varias semanas, incluso varios meses y en algunos casos años, continuarás procesando la información recibida el día de tu Constelación. En ese período se elaborarán los cambios sistémicos y energéticos que tendrán lugar en ti, en otros miembros de tu familia y en las personas que resuenan contigo. Son cambios muy profundos y sutiles: cambios de creencias, cambios de energía, cambios de “guión” que implican que soltarás varias compensaciones a las que tienes mucho apego, te llegarán nuevas metas.

Algunos se sienten removidos, raros, durante unos días. Como después de cualquier psicoterapia, atraviesa la fase de cambios con ilusión, curiosidad, paciencia, sentido del humor. Descubrirás después, a veces en seguida, que te sientes fluir de un modo nuevo lleno de energía y de amor por ti mismo y los demás.

A veces se produce una resolución físicamente dolorosa, como dolores, gripe, cansancio. Cuídate, son etapas normales de “desintoxicación”…

No tomes decisiones precipitadas, gastarías en balde la energía que poco a poco te va a embargar. Las decisiones van a venir solas.

Posteriormente notarás que has emprendido un giro en tu vida y que este giro ha fluido sólo, porqué ya estás totalmente en el aquí y ahora, sacando provecho y disfrutando de lo que te queda, rindiendo al máximo de tus posibilidades. Que fluya no significa que viene sólo, viene gracias a tu entrega, a tu nuevo respeto de lo sistémico y de la vida como es, a tus tomas de conciencia, a tu decisión de asumir tus responsabilidades…

La constelación sigue actuando durante tiempo, es necesario dejarle su espacio.

Los sistemas a los que pertenecemos enviarán señales en forma de nueva dificultad cuando necesiten que volvamos a constelar y a veces muy pronto. Piensa que no hay regla. Tu cuerpo, tus emociones, tu vida te dirán cuándo. Algunos verán la necesidad de trabajar sistémicamente distintos aspectos de su vida que van surgiendo en lo cotidiano, y aprenderán a hacerlo ellos solos, haciéndose cada vez más autónomos.

Mientras tanto, participar en las constelaciones de los demás es muy recomendable, siempre que lo sientas, que te apetezca. Permite nuevas tomas de conciencia, nuevas liberaciones y refuerzo del proceso iniciado.

Con el tiempo, en los momentos de estrés, es posible que te observes de nuevo reacciones o síntomas que la constelación hizo desaparecer. Aparecen nuevas capas de la cebolla, ahora tienes más experiencia, lo que aún no está liberado del todo se vuelve a manifestar para una nueva toma de consciencia. 

También ten en cuenta que la constelación corta el “motor” sistémico, el origen de nuestros problemas y nos permite vivir en la energía creativa, pero el cerebro los tiene grabados, estos viejos problemas y en momentos de cansancio o penuria síquica, el mismo cerebro, buscando el ahorro energético, recurre a lo viejo conocido, aunque con menos fuerza, aunque ya no tenga sentido... Entonces nos queda un trabajo de purificación y aceptarnos como somos… También nos daremos cuenta que los apoyos terapéuticos periódicos de todo tipo son útiles para “desgravarnos” y mantenernos energéticamente fluidos.

Desde que Hellinger se acercó al amor del espíritu y a su movimiento, la comprensión de las constelaciones ha cambiado. Nos hemos dado cuenta que lo importante de una constelación  es el movimiento que se pone en marcha para el cliente, no la imagen final… Incluso uno puede olvidar completamente su constelación, olvidar las imágenes de su constelación. El movimiento interno puesto en marcha en esa persona y en su sistema familiar no necesita de esas imágenes. Somos movimiento…


Tomo mi vida y mi proceso de evolución con amor y admiración.
Cada uno estamos al servicio de la vida, viviendo la etapa que nos corresponde vivir,
cada uno somos como tenemos que ser,
todos juntos
resonando todos con todos.

Agradezco a todos los que me han permitido llegar a dónde estoy,
ahora sé que todo lo hicieron por amor.
Agradezco la oportunidad de devolver su dignidad y su sitio a las personas no honradas.
Me alegro por el patrimonio de humanidad
que estoy entregando a las generaciones futuras."





Fuente: 
Brigitte Champetier de Ribes, 2014

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